Los Vinos Navideños (II)

El segundo encuentro con los vinos de las fiestas decembrinas dio como resultado un par de decepciones, una que quizá sorprendió menos por algunos antecedentes conocidos, y la otra simplemente se debió a un vino desconocido. Sospecho que ninguno de estos vinos volverá a ser descorchado por mi parte.
En esta ocasión, los deliciosos productos de las rías gallegas fueron acompañados por un Benito Santos Viñedo de Bemil 2006 (DO Rías Baixas, blanco con crianza sobre lías, 100% Albariño, Sucesores de Benito Santos). Un vino amarillo limón brillante con claros reflejos verdosos. En nariz, aromas algo apagados, con fruta de hueso y recuerdos de mantequilla dulce. Pasa por boca muy suave, con cuerpo medio, frutal y con una acidez ya muy discreta. Me pareció un vino muy interesante, algo alejado de un típico albariño, que me gustaría probar más joven.
La representación tinta corrió a cargo de un vino que me había creado grandes expectativas, el Viña Pedrosa Reserva 2001 (DO Ribera del Duero, tinto con crianza, 90% Tinto fino, 10% Cabernet sauvignon; Hermanos Pérez Pascuas). De un color granate oscuro, aún bastante cubierto, con ribetes atejados. Nariz de muy buena intensidad, compleja y elegante, dando en primer plano fruta negra muy madura, y destacando luego humo, maderas y un fino especiado. En boca es intenso, amplio y sedoso, manteniendo una acidez muy buena y un tanino bien integrado, con un retronasal frutal y dejando un final con los ahumados muy marcados. Un muy buen vino, aunque no demasiado de mi estilo.
A los postres descorchamos un vino comprado ya hace algún tiempo en una gran superficie, un Pierre Chanau Sauternes 2007 (AOC Sauternes, blanco dulce; Sauvignon blanc, Sémillon y Muscadelle; Pierre Chanau). Bonito amarillo dorado pálido, brillante. En nariz daba notas de naranja, hinojo y recuerdos amielados. En boca tiene un dulzor suave, con una frutosidad discreta y un amargor final que lo hace un tanto desagradable. No gustó en la mesa, y no hace honor a otros compañeros de la misma Apellation de bastante más calidad.
De nuevo, para los brindis apareció en la mesa el champagne. En este caso nos fuimos a una de las marcas más conocidas a nivel mundial, Möet & Chandon Imperial Brut (AOC Champagne, espumoso, Chardonnay, Pinot Noir y Pinot Meunier; Möet & Chandon). Amarillo pálido y brillante, con un perlaje algo irregular en tamaño y en ascensión. Nariz muy comedida, con algo de fruta en primer plano y notas de bollería al fondo. En boca resultó poco agradable, con un extraño dulzor levemente empalagoso. La maquinaria de marketing de este champagne es impresionante, su product placement ya lo quisieran para sí muchas marcas, pero desde luego el producto deja mucho que desear. Menos mal que nos hemos dejado otra botella de esa delicia que ha sido el Gimonnet-Gonet Brut Blanc de Blancs Grand Cru para mitigar el desencanto.
En resumen, dos vinos más que interesantes y bien hechos, y otros dos que defraudaron bastante y que dudo que vuelvan a aparecer por mi mesa si corre de mi cuenta la aportación vinícola.

Comentarios

  1. De estos vinos solo he probado el Bemil 06.
    Coincido con tu cata pero teniendo en cuenta la añada y su evolución, diría que me gusta aunque menos que su hermano Xoan 07, ambos con marcada mineralidad y salinidad, sobre todo este último.

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  2. Probé ese Xoan ya hace tiempo en una presentación de la bodega, y mis recuerdos son vagos.
    Este Bemil me gustaría probarlo más joven, con más acidez y mas viveza, pero me resultó interesante.
    Habrá que probar de nuevo toda la gama que hacen Todd y compañía.
    aludos.

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