Tres champagnes bebidos recientemente como acompañamiento de comidas enteras, y con desigual resultado, aunque con el denominador común de no haberme parecido ninguno de ellos inolvidable.
La Maison Delamotte se encuentra en el centro de la Côte des Blancs, en Le Mesnil-sur-Oger, y comparte con la mítica casa Salon un mismo equipo comercial, un mismo viñedo y un jefe de bodega común. Elaboran cuatro cuvées, tres blancos y un rosado. El elegido para acompañar a una tabla con Joselito, mortadela de Bologna, Pecorino trufado y un queso cremoso de los alpes alsacianos, fue el Champagne Delamotte Brut (AOC Champagne, 55% Chardonnay 35% Pinot noir, 10% Pinot meunier; Delamotte). Es un vino de color amarillo pálido, con una burbuja abundante y algo desordenada. Nariz de intensidad media, con avellanas, pan tostado y notas de flores y frutas blancas. En boca seco, algo frutal, con el carbónico bastante marcado. El básico de la casa, que no está mal pero que no me entusiasmó.
Fundada en 1734, Champagne Taittinger es propiedad de la familia Taittinger desde 1932, y es considerada como una de las casas elaboradoras de champagne más antiguas. Situada en la región de Reims, cuenta con unas magníficas cavas subterráneas construidas en el siglo IV por los monjes benedictinos de la abadía de Saint Nicaise. Para acompañar el menú degustación del restaurante Simply Fosh, en Palma de Mallorca, elegimos el Chamnpagne Taittinger Brut Prestige Rosé (AOC Champagne, Pinot noir y Chardonnay, Taittinger) se elabora con alrededor de un 30% de Chardonnay y se incluye un 15% de vino tinto tranquilo de los mejores Pinot noirs de la Montaña de Reims y de Les Riceys. Tenemos un champagne de color rosa pálido, tirando a piel de cebolla, con una burbuja fina y persistente que forma un bonito rosario. Nariz muy frutal, sobre todo cerezas y frambuesas, con los aromas típicos de frutos secos y bollería. En boca es seco, frutal, con buena presencia, carbónico bien integrado y final muy agradable. Interesante para plantar cara a una comida completa y el que más me gustó de los tres.
La Maison Perrier-Jouët lleva elaborando sus vinos desde 1811. Cuentan con 65 Ha de viñedo, un 99% de los cuales están clasificados como grand cru, y elaboran más de 10 cuvées, de las cuales ya había catado en alguna ocasión, y elegí esta vez para la comida, su básico Perrier-Jouët Grand Brut (AOC Champagne, Chardonnay, Pinot Noir, Pinot Meunier; Perrier-Jouët). De color amarillo muy pálido, tiene una burbuja muy fina y elegante. La nariz es delicada, con bollería, frutos secos, manzana y flores blancas, y en boca es seco, fresco, frutal, y algo amargor al final. Un champagne delicado, al que en mi humilde opinión le falta algo de presencia, por lo menos cuando se le hace plantar cara a una comida completa.
Tres champanes de estilos muy distintos, de los que me quedo con el rosado de Taittinger, sobre todo si hablamos de acompañar a todo un menú. Creo que el Perrier-Jouët iría mejor como copa de aperitivo, y el Delamotte, aunque con presencia suficiente, no acabó de entusiasmarme.
Podemos hablar de Champagne y Jerez como de aquella vetusta serie: "Hombre rico, hombre pobre".
ResponderEliminarEl Champagne, cuando es bueno es la pera limonera, pero es complicado encontrar aquellos que no estén sobrepreciados; y entendiendo sobrepreciados como aquellos que no te dan tanto como su precio te exige a ti.
Saludos,
Jose
Hola Jose.
EliminarEn el caso del champane cada vez tengo más claro que hay que rebuscar entre los pequeños productores y vignerons. Hay cosas de muy buena RCP y muy sorprendentes.
Saludos.
Anda, pues como en cualquier vino :-) Al final hay que dejarse de hipotecar el hígado en zarandajas y centrarse en determinados productores.
EliminarSaludos,
Jose