Ahora si, Viña Regueiral

La primera vez que probé este vino fue allá por Agosto, y la verdad no salió muy bien parado, porque aunque tenía una nariz muy agradable, en boca me descolocó un poco la acidez. Ahora, mirando atrás y tras probarlo de nuevo, veo que el problema no fue el vino, si no el momento; una fase de la comida donde ya habían pasado por la mesa entrantes y mariscos variados, amén de otros tres vinos antes que él. Así pues, le debíamos otra oportunidad y se la dimos, con un agradabilísimo resultado.
Es este un vino procedente de viñedos de Amandi, en las empinadas riberas del río Sil, del que se elaboraron algo menos de 6000 botellas tras una suave extracción y sin paso por madera.
Viña Regueiral 2008 (DO Ribeira Sacra, tinto joven, 100% Mencía, Bodegas Regueiral) nos mostró un bonito color picota claro, de capa baja, con ribete violáceo. Nariz agradable y de buena intensidad, marcada inicialmente por mucha fruta roja dulzona, con recuerdos de pizarra, y que tras evolucionar en copa, deja aparecer aromas florales y terrosos, y notas que semejaban un leve paso por las barricas. En boca, el ataque es suave y fresco, con muy buena acidez, que en esta ocasión no se mostró para nada agresiva ni discordante, ligero, con un retronasal claramente frutal, y unos taninos presentes que dejan un final algo secante, en absoluto desagradable.
He leído que a algunas personas este vino les sugería claramente un borgoña, incluso jurarían que llevaba Pinot noir. Casualmente, yo he estado probando hace nada algo de esta famosa región francesa, y tuve la misma percepción de recuerdos borgoñones al beber este mencía.
Otro ejemplo de las pequeñas joyas que se están haciendo en la Ribeira Sacra, que empieza a ser necesario que se haga mayor y la dejen aparecer en cartas y catálogos.

Comentarios

  1. Yo siempre he tenido esa sensación de vinos bebibles, de cuerpo ligero que te dan algunos borgoñas (tampoco es bueno generalizar: me la dan los que están más al norte, Auxerrois, y los que están más al sur, Givry, Volnay) y, por supuesto, Moulin-à-Vent y Morgon, junto con algunos Loire de groilleau gris. Me la dan, en España, algunos tintos de mencía altántica (como el que comentas) y algún verdejo tinto de la Tierra de Cangas. Y algún trepat de la Conca. No sé explicarlo muy bien porque ni los climas ni las variedades coinciden. Tampoco las vinificaciones. Creo que el secreto está, como en tantas cosas, en la relación entre la parte interior de la uva y su piel.
    También tengo esa sensación con algún pinot noir del Alto Adige.
    Me encantan este tipo de vinos, tan adecuados y bonitos para comer sin que te "griten" demasiado.
    Saludos,
    Joan

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  2. Has definido este vino muy bien, Joan. Algunos otros de la misma DO que he probado son otra cosa, más intensos, más rústicos. Y otros, como el Rectoral de Amandi 2010 que acabo de beber con la cena, son suaves y muy ligeros, y creo que van de escándalo también para una copa sin comer.
    Hay que mirar a la Ribeira Sacra con frecuencia, se cuecen muy buenas cosas.
    Saludos.

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  3. Ya sabes que madera no lleva, y que has probado el 08, cuando en estos momentos yo te recomendaría el 09. Es verdad que se mezclan dos factores curiosos: puede parecer que tiene madera, es un comentario habitual y que se asimila a la pinot noir, como dice Joan algo muy parecido me pasa con la trepat.
    Me alegro que te gustara, te animo a probar el 09 que está en un gran momento y la añada ha resultado mejor.
    Saludos

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  4. Carlos, si que tenía ese deje, aunque se que no ha tocado la madera.
    Gustó bastante, y esas notas que le noté de pizarra y tierras son muy atractivas. Creo que aún durante este año puede estar muy bien.
    Cuando pueda hacerme con un 2009 lo probaré, no lo dudes.
    Saludos.

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