Enoturismo I: Valdeorras y Godeval

Cuando la familia sabe lo que te gusta, y te regala un fin de semana de visitas a bodegas, comidas y alojamientos en tierras de Valdeorras y la Ribeira Sacra, no puede uno más que sonreír, agradecerlo desde lo más profundo y pertrecharse para irse a disfrutar. Mi otra mitad fue arrastrada conmigo al viaje, y aunque no creo que disfrutase tanto como yo, vio, caminó, comió y cató como la que más, aportando sus certeras opiniones en los momentos justos.
Después de un intercambio de emails con Amparo, de Enoturismo Galicia, para terminar de concretar fechas y horarios y planificar todo, llegó por fin el día de ponerse en marcha.
Primer día, en ruta hacía O Barco de Valdeorras, donde nos espera Araceli Fernández, directora de la bodega e hija de uno de los personajes claves en el desarrollo de lo que es hoy en día la DO Valdeorras. Con ella, íbamos a conocer una de las primeras bodegas de esta denominación que apostó por la recuperación de la, en su día olvidada Godello, y por empezar a hacer vinos de calidad monovarietales. Hablamos de Bodegas Godeval.
Tras la plaga de la filoxera, en Galicia se replanta el viñedo con castas más productivas y resistentes, pero muy alejadas de lo que eran las castas tradicionales. Así, la Palomino jerezana ocupa el sitio que antes tenían Godello, Caiño Blanco, Treixadura y otras. En 1974, Horacio Fernández Presa, fundador y alma máter de Godeval, pone en marcha junto con Luis Hidalgo, el programa REVIVAL (Reestructuración de Viñedos de Valdeorras), con la intención de recuperar la casi desaparecida Godello. El programa logró la implantación de una nueva viticultura en la comarca, y fue premiado en varias ocasiones.
En 1986, Horacio y otros socios fundan la bodega Godeval, con la intención de elaborar vinos de calidad basados únicamente en la casta Godello. Inicialmente situada en los preciosos edificios del monasterio de Xagoaza, actualmente se han trasladado a un moderno edificio cercano, basado en el concepto de espacios abiertos, y con unas fantásticas vistas del valle donde está situado. 21 Ha de viñedo, plantado en su mayoría en los años 70 y 80, en pronunciadas laderas de orientación sur, y sobre suelos pobres y pizarrosos, que dan personalidad a los vinos.
Vendimia manual, selección de racimos en viñedo y bodega, fermentación en acero inoxidable con levadura neutra seleccionada (están en proceso de aislamiento de sus propias levaduras indígenas) y control de temperatura y reposo con lías también en acero. La tentación de la madera aún no ha calado en Godeval, nos explica Araceli, pero si están inmersos en un proceso de I+D para determinar si distintos tiempos y temperaturas de maceración prefermentativa en frío, aportan características distintivas a los vinos como para poder embotellar una referencia nueva.
Tras la visita a los viñedos y a la nueva bodega, bajamos al monasterio a catar los vinos. Es difícil transmitir las sensaciones que se tienen al entrar en aquel edificio de piedra. Caminar por su claustro, recorrer sus habitaciones, ver los escalones de piedra desgastados por el paso de los años y las innumerables pisadas, sentir las maderas de los suelos crujir con nuestros pasos...y luego escuchar el silencio. En este entorno difícilmente superable, Araceli dispuso para nuestra cata y disfrute, los dos vinos que elabora la bodega, Godeval y Godeval Cepas Vellas.
Godeval 2012 (DO Valdeorras, blanco joven 100% Godello) se elabora, como hemos dicho, con fermentación en inox y sin ningún tipo de crianza ni trabajo de lías. Es un vino de color amarillo pálido, de frescos aromas de manzana y de fruta de hueso, quizá con algún punto cítrico, y que en boca es un vino alegre, de buena acidez, con un paso fresco y suave y un final amargoso y claramente mineral que invita a otra copa. Un vino de aperitivo y de beberse más de una copa charlando con amigos.
Godeval Cepas Vellas 2012 (DO Valdeorras, blanco con crianza con lías 100% Godello) se elabora con los frutos de las cepas más viejas de los viñedos, y pasa por un período de unos 6 meses de crianza con sus lías, en depósitos de acero, con un par de bastoneos semanales. El resultado es un vino de color amarillo más pajizo, más intenso, con una nariz donde ya aparecen esas notas de la crianza con sus lías, junto con las hierbas aromáticas y las frutas blancas muy maduras que le dan un toque dulzón. En boca es un vino más graso, sabroso, con buena acidez, muy envolvente y nuevamente con esas puntas minerales al final. Un vino más serio y de mayor estructura, que iría muy bien para comer ciertos pescados elaborados o carnes con cierta grasa, como un cochinillo.
Araceli es una persona encantadora, y en medio de la deliciosa charla que estábamos manteniendo mientras admirábamos el claustro del monasterio y las laderas que lo rodeaban, nos sorprendió con una obra fuera de programa, y apareció con una botella de Godeval 2008 (DO Valdeorras, blanco joven 100% Godello). Este vino ya con 5 años a sus espaldas, mostraba un color amarillo intenso, muy bonito. Los aromas habían evolucionado a la aparición de orejones, piel de naranja confitada y notas de miel y de cera de abeja. En boca se mostró glicérico, lleno, con muchas frutas muy maduras y de nuevo esas notas amieladas que le daban un punto dulzón, y con un final bastante persistente. Fantástica evolución de un vino sin ningún tipo de crianza ni trabajo con lías, y que me bebería con quesos azules suaves por ejemplo.
La visita, que estaba previsto que durase alrededor de unos 90 minutos, acabó durando más de tres horas. Hablamos de vinos, de historia, de personas, de gurús, de mercado... Araceli, repito, es una fantástica persona, a la que agradecemos sinceramente lo bien que nos trató, y el buen rato que pasamos con ella, que incluso interrumpió sus vacaciones para atendernos. Esperamos volver a vernos y a catar de nuevo esos vinos en su compañía.
El día tocaba a su fin, y se cerró con una agradable cena en el Restaurante Casa Galaica, donde una botellita de Alan de Val Godello acompañó a un surtido de ibéricos y quesos, unas deliciosas croquetas y una correcta dorada a la brasa, para terminar, en mi caso, con un postre llamado Muerte por Chocolate, y que creo que no necesita mucha descripción.
Para terminar, alojamiento en la casa rural Pacio do Sil, en A Rúa, donde repusimos el cuerpo con el descanso y el fantástico desayuno que al día siguiente nos ofreció la señora Lucía, dispuesta a que el cuerpo aguantase lo que se le venía encima.

Comentarios

  1. Me alegro que disfrutaras de esta jornada en la D.O Valdeorras,espero que este post llame a mucha gente a conocer esta denominación tan singular pero tan olvidada......

    Un placer Elias y hasta cuando quieras. Aquí estaremos para seguir transmitiendo experiencias Enoturisticas por Galicia.

    www.enoturismogalicia.es

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    1. Gracias, Amparo?

      Dsifrutamos mucho, gracias por tu ayuda con la organización y espero que nos volvamos a ver.

      Saludos.

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  2. Respuestas
    1. Harás bien. Y si puedes irlos a visitar, mejor que mejor. Sobre todo mientras aún se puedan hacer las catas en Xagoaza.

      Saludos.

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